Recuerdo como fumabas,
Tragando del filtro toda la soledad
Y escupiéndola en el aire de
Nuestra cueva subyacente.
Ahí desnuda te mecía una lucecita roja en tus labios,
Y entre tus miradas se asomaba el desespero calmo
De tu corazón tijereteado.
Y yo fumaba en forma de manteca,
Atravesado por la tubería oxidada del hombre,
Mirándote,
Conversándote
Sin tiempo ni palabras.
Los besos morados de nuestros labios
Sonreían sobre las sabanas firmadas por el vino
Que al beber nos miraba desde adentro junto
A todo lo que pudimos lograr.
A veces salían nubes de nuestros
cofres de hojas
Y la inocencia nos mostraba
Pequeños sueños que se deshacían
al flotar.
Al hacer el amor nos cortábamos las cabezas con las piernas
Para ver si era real el alma,
Mientras la luna tiritaba flotando bajo la cueva
Segura de que ya nadie la miraba.
Voló toda la gana entre los parpados
Bombardeando las calles en una guerra invisible
Contra la civilización.
Tus desventuras brillaban al filo
de tus lágrimas.
En los abrazos rompíamos calientes
en lo frio
La distancia de nuestros nombres,
Y nos mirábamos sin mucho más que
hacer.
Fumabas sin esperanza,
Sin encanto,
Casi sin vida.
Pero debajo de tus muertes estaba una niña
Que sobre un columpio reía dulce
en tu olvido.
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