Eran distintos los colores cuando éramos pequeños
Y el misterio era más grande que las montañas
que mirábamos al viajar.

Es que eso de haber sido es como no haber sido.
Mi sombra te nombra indecisa,
Yo no lo digo nada para que no se asuste, sobre todo
Por la fauna azulada que dejo toda el hambre debajo del árbol.

El universo estaba hecho de manjar.
Lo estuvo mientras nosotros contábamos las piedrecitas
Para lanzarlas por el aire en un experimento de pájaros en tedio.

Por las noches untábamos los planetas en una tostada
Y todo parecía disolverse en visiones
Sobre caricaturas bipolares.
Las personas aun nos parecían ajenas. 

Las estatuillas nos miraban desde los muebles con actitud
De dudosa procedencia y cuando girábamos la vista
Desde sus puestos nos hacían burlas y maleficios
Con sus mantos y afligidas actitudes.

Nos exigían silencio y le concedimos el respeto
A los que se merecían la sonrisa,
Y a todo los corpulentos de dientes puntiagudos
Los hacíamos pedazos en susurros bajo los escalones
Donde eramos invisibles.

Correr por el mundo nos parecía gratuito,
Y la crueldad no era consciente de culpa clara.
Rompiamos nuestros corazones con bombitas de agua
Y con nuestras voces de niño nos decíamos perdón sin tardar.

Formábamos comunidades pequeñas en donde
La lujuria naciente era sincera y prohibida,
Y nos besamos a escondidas mientras nuestras
Manos se nos iban a palpar la oscuridad.

Cuando estábamos solos mirábamos como la casa
Se derretía y el olor a cera era el aroma a.m.

A veces teníamos pesadillas por donde no entraba la esperanza,
Y a veces soñábamos otras vidas durante días.


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