Voy a bailar con las sombras
de los troncos y hundiré
mi boca en la orilla del mar.

Deambulare por cada sitio
de mi mente y en cada esquina
haré un muñeco de madera
para no olvidarme de quien soy.

Volveré a donde todo empezó,
a tu rostro amarillo,
y las sonrisas derretidas
que al menos siempre han
estado ahí.

Iré al mausoleo en donde entierro
lo perdido a leerle al cadáver 
que me dejo un pañuelo en mi bolsillo.

Subiré un cerro
y después de ese otro,
y sin zapatos hablare
con algún pájaro en una lengua
tan exacta y preciosa como es la del silencio.

Iré hacia aquel río en donde el agua me lavo
a inventarme un dios naranja y orar
sobre la piel del cuesco.

Y luego volveré aquí,
volveré a empezar,
a menos que algo suceda de pronto
que me haga entender
que hay algo mas,
o algo menos.

Y aunque nada cambiara,
seria distinto volver a empezar.
Estaría mas viejo,
y al menos sabría que esto es todo.

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